domingo, 21 de junio de 2015

Razones para romper un carnet

Gracias, como siempre, a El Roto.
Hace unos días tomé la decisión de abandonar mi condición de militante del Partido Socialista Obrero Español, lo hice tras bastantes meses de reflexión personal, de escucha de diversas opiniones, lectura de documentos y análisis de la realidad, y es que diecisiete años de carnet no son cualquier cosa y determinados pasos hay que saberlos dar con el convencimiento de hacer lo que se quiere y se piensa.
No me detendré aquí en las razones por las que decidí militar con 25 años en un partido de izquierda moderada en plena (ahora diría constante) crisis de identidad y con la losa de la oposición tras muchos años de gobierno. Sí quiero hacerlo en lo que me ha hecho irme de un lugar donde ya no estoy cómodo.
Los partidos políticos se han convertido en marcas donde los ideales pasan a un segundo plano porque lo que prima es conseguir votos, la tenaz cantinela de "ganar para transformar la realidad" se repite pero acaba obedeciendo más a la necesidad de ganar que a la de transformar. El PSOE es un ejemplo de ello: es una marca hecha para ganar elecciones (ahora ya no tantas), pero las ideas para transformar se acaban perdiendo en la indefinición constante. Eso no quiere decir que en su etapa de gobierno no haya realizado cosas realmente importantes, lo que ocurre es que  muchas de las medidas transformadoras que se han propuesto de forma constante se quedaron solo en promesas, siendo además algunas de las de mayor cariz ideológico de las de el (los) programa(s) electoral(es). Eso es no cumplir lo que se promete y abandonar los ideales, y yo me afilié por unos ideales.
Las elecciones a secretario general del pasado año dejaron muy claras algunas cuestiones centradas precisamente en la ideología. Los tres candidatos representaban diferentes sensibilidades: uno, el de menos impacto mediático, era el que difundía un conjunto de ideas más de izquierda con medidas para enderezar el rumbo ideológico perdido; otro candidato, el gran derrotado, era heredero del nosequé pero encantado de representar el espectro socialdemócrata del partido y, por último, el vencedor, claramente centrado en ideas vagas desde el punto de vista ideológico, pero con un recorrido cercano a la sensibilidad socioliberal. Su victoria sin paliativos dejó claro que la militancia aceptaba eso... o bien buena parte de ella se mostró muy permeable a los apoyos recibidos por el victorioso secretario general de los líderes regionales. Una de dos: o los militantes no son tan de izquierdas como dicen, o buena parte de ellos siguen los dedos del líder o "sublíderes". Creo, honestamente, que la militancia socialista no entiende lo que son las primarias (o elecciones internas), por eso no sabe digerirlas y así vive el partido en un círculo vicioso de tres fases: fase preprimarias- fase primarias-fase postprimarias, y el ciclo se retroalimenta constantemente. Es obvio que yo tampoco estoy preparado para eso.
En más de una ocasión he dicho que los partidos políticos son necesarios para la democracia, pero curiosamente son una de las instituciones menos democráticas del sistema. El PSOE se ha caracterizado en estos diecisiete años por proponer sistemas para transformarse internamente, sin embargo, con el paso del tiempo te das cuenta de que acaba siendo un barniz, más o menos acertado en su aplicación (salvo contadas excepciones), que solo sirve para intentar institucionalizar decisiones que no parten de la militancia, más bien son ideas de la propia clase dirigente. Las ya mencionadas primarias cuando interesa se hacen abiertas y cuando interesa se hacen cerradas, o directamente se hace lo posible por no celebrarlas; las agrupaciones, muchas de ellas, se han convertido en verdaderas franquicias, como si fueran restaurantes de comida rápida, en las que se aprende lo peor de la política: la vida del militante activo del PSOE deriva en buena medida a las cuitas internas, a perder el tiempo (para muchos es lo imprescindible) en colocar a unos o a otros, en aliarse con quien interesa porque me interesa. Y ahí es cuando te das cuenta del valor que tiene el partido como una agencia de colocación tanto para los cargos institucionales como para los puestos de trabajo de la estructura básica de cualquier organización política. Al final, es la propia clase dirigente la que cuando interesa coloca y descoloca lo que quiere, unas veces lo hace con sigilo y otras con mayor irrupción mediática. Pero revisas listas y puestos, y resulta que hay nombres y apellidos que se repiten, personas que tienen los derechos adquiridos y que no saben otra cosa más que vivir del cargo, del partido.
Y todo este panorama se acaba reflejando en el día a día: enfrentamiento entre líderes (la relación Sánchez-Díaz da vergüenza), en una verdadera estructura de arriba hacia abajo, en jugar y actuar en las instituciones pensando en lo que pasa dentro de la estructura de poder del partido y no en lo que demanda la ciudadanía, en proclamar ser de izquierda y acabar necesitando de los poderes económicos más liberales para intentar gobernar, en decir una cosa y la contraria, en seguir siendo infinitamente indefinidos, en ser vistos (y con mucha razón en bastantes casos) como cómplices de lo negativo del sistema tanto político como económico...
Dejo el partido, pero no a muchos de los que han sido mis compañeros y siguen siendo amigos, en ellos reconozco buena parte de lo que pienso, pero no lo que representa ahora la organización. Lo siento por ellos, porque su frustración la entiendo perfectamente. Y no quiero obviar la presencia de grandes personas en los puestos dirigentes, especialmente en las estructuras locales y municipales, no dudo de ellas, ni siquiera de muchas de sus políticas, pero el partido es más que todo eso. Ya no creo en el romanticismo de unas siglas o de un carnet. No descarto que el PSOE sea el próximo partido de gobierno, tiene un candidato que da a cámara y es guapete, capaz de comentar muchas cosas sin decir nada y de posar de forma patriótica junto a su esposa como un Obama "made in Spain". Nadie dirá que he dejado el barco cuando se estaba hundiendo. Al revés, en ocasiones pienso que algunos hemos sido un lastre para el eterno viaje al centro.


martes, 1 de julio de 2014

Líneas rojas


Hace unos días un buen amigo me decía de forma seria, indignada y lacónica que "el PSOE no tiene líneas rojas", podríamos encontrar formas de matizar la expresión pero no pasarían de ser meras excusas del tipo son líneas difusas, cada vez son menos líneas, las líneas se han ido perdiendo para hacernos más modernos, ponerse líneas es acotar demasiado al partido... todas ellas intentan justificar la situación pero acaban siendo una afirmación de la queja de mi amigo.
Hoy mismo en el Parlamento Europeo se ha vuelto a sobrepasar una línea roja, acción que no por prevista deja de ser indignante, en concreto los representantes del socialismo europeo, incluyendo a los españoles, han accedido a pactar los puestos que presiden el hemiciclo colocando a su cabeza de lista Martin Schulz como presidente, a cambio el popular Junker será el presidente de la Comisión Europea. Este acuerdo afecta a otros cargos, como el de vicepresidente del Parlamento Europeo que quedará en manos del expresidente de la Región de Murcia y una de las referencias del Partido Popular, Ramón Luis Valcárcel.
Algunos ven en este acuerdo un simple pacto por ofrecer estabilidad a las instituciones comunitarias, pero daba la sensación durante la última campaña europea que lo que se proponía desde el socialismo europeo no iba a ser para nada compatible con los políticos conservadores. Pues bien, el PSOE ha apostado por un presidente de la Comisión de derechas y veremos si no se traga el sapo de tener que apoyar a Arias Cañete como comisario europeo. Si había un acuerdo ya cerrado (los resultados eran previsibles) antes del proceso electoral lo coherente hubiera sido decirlo en campaña, y no haberlo hecho fue sobrepasar una línea roja; si, por el contrario, el pacto se ha cerrado partiendo desde cero tras las elecciones es traspasar esa misma línea, incumpliendo no ya una promesa, sino el mantra del "no somos lo mismo". Quizás hubiera sido mejor proponer un acto de rebeldía y demostrar con hechos desde el socialismo español que ese camino del pacto con la derecha es un camino que solo ha servido para dejar campo libre a quienes han destrozado con sus políticas y la excusa de la crisis buena parte de la cohesión social del sur de Europa, incluyendo España.
No hace mucho asistíamos a la votación en las Cortes Españolas de la abdicación del Rey Juan Carlos I. Y de nuevo volvíamos a cruzar la línea roja de nuestros propios principios y no solo los lejanos. El PSOE tiene raíces republicanas dicen algunos, pero en realidad en la Conferencia Política realizada hace más bien poco, pasado noviembre, se reiteraba la reivindicación de la "la tradición cultural y política republicana" aunque también afirmaba que no se veían motivos para abandonar el consenso de la Transición. La pregunta que me hacía antes y me sigo haciendo ahora es ¿en qué quedamos? Si somos los somos y si no, pues no. Lo que no es normal es trazarnos la línea a saltos para poder sobrepasarla cuando nos dé la gana, que en este asunto es nunca. Muchos socialistas estaban aturdidos cuando sabían que su partido tenía que votar un sí o un no (y por mucho que algunos se escuden en que la pregunta era tal o cual, todo el mundo sabe el significado real que se podía dar con la respuesta), esos socialistas veían un problema ¡a perro flaco...! ¡en menudo momento ha abdicado el Borbón! Otros veíamos el tema como una oportunidad para hacer un ejercicio de reflexión y, al mismo tiempo, de cambio de rumbo. El PSOE necesita eso: un verdadero cambio de rumbo que sea perceptible en la sociedad y no basta con una cara nueva.
Podríamos seguir hablando de líneas rojas que no existen o que se sobrepasaron: la aprobación del cambio constitucional siendo promotores de una de las acciones legislativas más vergonzosas de la historia socialista española, el permanente compromiso verbal con la escuela pública y mientras tanto la cesión de terrenos en muchos ayuntamientos y comunidades con gobierno socialista para hacer escuelas concertadas, el indulto al banquero Sáenz, el permanente trajín con la laicidad del estado al tiempo que se mantuvo el Concordato con el Vaticano, reformas económicas y fiscales de dudoso gusto progresista, la tibieza y tardanza en la respuesta con algunos asuntos de corrupción,... y podríamos seguir hablando de las líneas rojas que se superan a diestro y siniestro en el día a día del interior del partido y sus agrupaciones.
Los candidatos a la SG deben pensar en ello y en vez de hacer tantas propuestas más cercanas a las de un candidato a la presidencia del gobierno tendrían que marcar las líneas para el modelo de partido y desde ese modelo construir propuestas. No vale con derogar leyes rajoynianas porque ninguno las queremos, hay que crear un proyecto de rearme ideológico desde la izquierda, con respuestas reales y que se cumplan, que sean claras y que no pasteleen con lo que criticamos en el atril del mitin y que luego se acaba haciendo desde el escaño. Todo pasa por trazar esas líneas rojas que no tenemos, tenerlas claras, y gobernar con quien decidan los ciudadanos, primero en primarias abiertas y luego en las elecciones generales. 

martes, 24 de junio de 2014

Por un debate de ideas (desde la izquierda)

Habrá que debatir no sea que solo acabemos decidiendo caras y no ideas. Siempre El Roto.
Hay quien piensa que decir con claridad que se es de izquierda le invalida para ganar unas elecciones, con ese pensamiento es imposible no esconder la verdad y delante de todo el mundo se acaba afirmando que se es algo de izquierda pero menos, o que el problema no está en la dualidad izquierda-derecha, es algo distinto. Vamos, que ser políticamente moderno consiste en ser equilibrista de las ideas. Terrible es verse obligado a observar semejante indefinición, aún más lo es cuando percibes que no es ninguna mentirijilla y que, incluso, es más que posible que quien se quiera alejar de la izquierda ya se haya empezado a alejar hace mucho tiempo y quiera seguir alejándose porque entiende que los nuevos tiempos van por los caminos de las marcas blancas sin etiquetas.
En la batalla por la Secretaría General del PSOE estamos presenciando esa tendencia de forma descarada. Los dos candidatos que cuentan con el mayor poder mediático y con el apoyo de aparatos y aparatillos afirman de manera casi paralela lo mismo: Sánchez se ubica en el 4,5 sobre 10 entre izquierda y derecha que no es otra cosa que la casi equidistancia, Madina lo deja claro "Ni derecha, ni centro, ni izquierda, sino preguntarnos a nosotros mismos qué queremos hacer" (en este caso dejarlo claro es no dejarlo claro) dice eso el vasco como si la gran mayoría de los militantes del PSOE creyeran que poseer el carnet de un partido político fuera lo mismo que ser socio de un club de senderismo. Digo yo que si eres de militancia socialista es porque eres de izquierda: las palabras centro y derecha sobran descaradamente en la frase del "secretariable".
Cuando se analizan las razones del momento que pasa el Partido Socialista se concluye de forma bastante unánime con eso del "nos hemos alejado de la sociedad" o del "hemos defraudado a la ciudadanía". Frases hechas para no decir que el PSOE ha hecho lo que muchos de sus votantes nunca hubieran imaginado; es decir, políticas totalmente alejadas de sus ideales. Traicionada buena parte la base social por las reformas del 2010, por la modificación de la Constitución, por la indefinición o tibieza ante asuntos básicos en la organización del Estado o por seguir la tendencia socialista europea de colaborar como un rehén obediente en las políticas dictadas por los mercados y los gobiernos conservadores, especialmente el alemán; la militancia tampoco está en sus mejores momentos porque defiende a pie de calle la marca PSOE y sus históricas políticas de igualdad social, cuando buena parte de su cúpula o algunas de sus figuras de toda la vida cruzaron hace tiempo al lado oscuro y tomaron decisiones desde allí.
Muchos de esos afiliados buscan caras nuevas, a veces a la desesperada, en ocasiones porque las tendencias y los personalismos siguen pesando en un inmaduro, pero muy necesario, proceso de "un militante un voto". Y cada tendencia busca su caballo ganador. O intenta que no gane el caballo de la otra. Sin embargo, lo verdaderamente importante para el proceso interno no está en el caballo, está en la cuadra, diría más, está en todo el hipódromo. Las ideas deben fluir, pero deben ser ideas para transformar el partido puesto que ahora toca eso: partido. Y el PSOE siempre fue de izquierdas, y debe fabricar sus propias ideas desde esa óptica, y no solo de cara a la sociedad como si fuera el gobierno, debe hacerlo también como la formación desde la cual se propone el gobierno, que debe ser más transparente en su toma de decisiones, menos personalista, más abierta, sin miedo a definirse,... porque no es cierto que no definirse dé votos, al contrario, los quita porque hay otros que se definen muy bien. Una formación con modos del siglo XXI y no con los de los 70 del siglo pasado mezclados con vicios de tantos años de gobierno u oposición mayoritaria.
Leo que los grandes candidatos dicen cosas muy obvias, se oponen a las leyes del aborto y laboral que apadrina el PP, como si eso fuera una novedad en la gente de izquierdas ¿hay algún socialista que pueda estar de acuerdo con la Ley Gallardón? ¿o con la reforma laboral de Rajoy?  Hablan de ilusión que, siendo importante, debe ser la consecuencia de hablar de política, pero con mayúsculas. De ellos hablan sobre el carisma, algunos ya sabéis lo que pienso de ello: de todas las virtudes que puede tener el ser humano la peor, sin duda, es el carisma porque si no hay nada detrás solo tendremos simple humo.
Por esto, me parece necesario que haya una propuesta de izquierda sin miedo, que no debería caer en lo trasnochado (tema que dejo para otra entrada) y que llegue, al menos, a poder ser valorada antes de echar el voto en la urna de cada agrupación. Una opción que genere debate y que cuente con los altavoces mediáticos necesarios para ser conocida por la militancia. Humildemente creo que esa opción ahora la ofrecen otros candidatos distintos a las dos "estrellas" con más opciones para ganar la carrera. He apostado precisamente para que exista ese debate por José Antonio Pérez Tapias y lo hago si obviar otras propuestas que, como la citada, son invisibles para la mayoría de los grandes medios de comunicación ¿es que a esos medios no les interesa que se debata en los partidos? o tal vez quieran hacer realidad la frase del eminente científico Stephen Jay Gould "Cuando las personas no aprenden las herramientas de juicio y se limitan a seguir sus esperanzas, las semillas de la manipulación política se siembran".  

miércoles, 9 de enero de 2013

El cartel de Bersani

Bersani junto a la Bocca de la Veritá
Recupero la tradición de escribir por aquí echando un vistazo a Italia, ese país que un día nos dijeron que íbamos a superar a base de puntos del PIB y que hoy nos pone como colchón entre ella misma y el abismo. Su política nos llega siempre como un cóctel circense con peligros impredecibles, algunos de los cuales hemos copiado como si fuéramos conscientes de que nos miramos en el mismo espejo mediterráneo. Un día hubo allí un empresario que dijo que una nación era como una empresa y que el mejor para dirigirlo era el más poderoso y rico de los amos, que obviamente era él. Le votaron y le soportaron los italianos, también le tiraron objetos a la cara aunque le envidiaban sus correrías eroticofestivas. Al final su egocentrismo pisó los terrenos de otros más poderosos que él y sus escupitajos le cayeron en su estirada cara. Le quitaron desde la Europa de los euros porque no servía para la causa y pusieron allí a un tal Monti que pisaba moqueta política con la etiqueta de no ser político. Criticar la política de Italia lo hace cualquiera, pero Monti en cierta medida lo hizo para quedarse dentro de ella: ahora quiere que la vergüenza de ser primer ministro si haber pasado por las urnas, demostración de que eso de la democracia existe como existe y solo si interesa, se borre de un plumazo con el apoyo a posteriori del electorado. Vamos como aquellos que quieren ocultar su corrupción pasada con los votos del presente. Y esa derecha o centro-derecha se pega entre ella con una macedonia de partidos, algunos con los recuerdos del fascismo muy presentes, que demuestran que además de circo allí hay un puzzle.
Y luego está la izquierda que se muestra bastante unificada alrededor del Partido Democrático (PD) y en el que convergen excomunistas, exsocialistas, exsocialcristianos... vamos una compota que se enfrenta a la macedonia y que también genera situaciones curiosas. La más peligrosa, tal vez, sea la posible inclinación a pactar con Monti tras las elecciones, lo cual sería un ejercicio de "arrinconamiento" hacia el empresario de las juergas pero un terrible problema para quienes creen que con Monti no se puede pactar nada puesto que en su política económica solo hay recortes de derechos y de servicios, así como un programa fiel a las instrucciones del Banco Central Europeo, curiosamente dirigido por un italiano, y de la canciller Merkel. Esa indefinición del PD, que sí propone algunos cambios significativos con respecto a la política recién puesta en marcha en aspectos laborales, pero que le hace no profundizar demasiado en mostrar grandes diferencias con respecto a su recién llegado rival, como si tuviera miedo a esos agentes externos y al más peligroso de los internos: el Vaticano. 
Y liderando el PD está Pier Luigi Bersani, un filósofo metido a político, que fue trotskista antes que eurocomunista y ministro antes que candidato, que titula su campaña con el lema "L`Italia Giusta" (La Italia justa) la cual ya ha echado a andar con unas primarias (de las que había que copiar en algún sitio) y con unos cartelones que se encuentran en casi cada rincón del país. Bersani aparece en la imagen mirando a sus posibles electores mientras cruza sus manos casi en posición de rezo, en realidad más que pedir el voto parece que se está confesando, no sé si lo hace para engatusar a la gran cantidad de población italiana que huele a incienso de misa, pero la casualidad en publicidad no existe. Tampoco puede escapar el protagonismo de su reluciente anillo de casado, que una cosa es una cosa y otra es otra. Fiel esposo, obviamente de una mujer, arrodillado y sin estridencias. 
Ni qué decir tiene que uno prefiere la victoria del filósofo, pero con ese hormigueo del que no confía nada en el buen perder de los elegidos por los inversores y poco en una izquierda que se pone a rezar antes de que tenga que pedir perdón.

miércoles, 4 de julio de 2012

Aldea gala

Viñeta de Pinto & Chinto, tomada de  http://dibujante.info/es_PRE/dibujantes/pinto-chinto 
"París bien vale una misa" dijo Enrique IV de Francia. Y todo porque él seguiría siendo calvinista, a pesar de convertirse al catolicismo para ser rey. Hollande no ha tenido que cambiar mucho su discurso en estas primeras semanas de gobierno, al contrario, ha ido a Europa con la idea de hablar de crecimiento frente a los santos mandamientos de la derecha que hablan de recortes, austeridad y reducción del déficit por encima de cualquier otro asunto. Quien dirige a nuestro vecino del norte cree que la UE parece no proteger a los pueblos y debería centrarse en defender la prosperidad como defendió la paz tras la II Guerra Mundial. Y en política interna ha empezado a demostrar que la alternativa es posible.
Hoy el Primer Ministro, Jean-Marc Ayrault, ha anunciado una serie de medidas con las que enfrentarse a la situación económica que vive el país que nada tienen que ver con el catecismo liberal merkeliano que sigue a rajatabla nuestro gobierno. En concreto, el gobierno francés no aplicará la subida del IVA que Sarkozy planeó antes de dejar el Elíseo, además ha dejado claro que habrá más tasas y más impuestos pero... especialmente para las petroleras y los bancos. También ha puesto como prioridad perseguir a los "falsos patriotas" que huyen de Francia para ir a los paraísos fiscales, tampoco ha evitado hablar de los especuladores como enemigos a los que hay que enfrentarse. ¿Les suena?
Estoy convencido que a lo largo de los próximos meses el gobierno francés tendrá que ejecutar medidas difíciles, puesto que reducir 40.000 millones de euros en dos años no puede ser nada sencillo, pero cuando se mantiene como prioridad crear 60.000 puestos de profesores es más que evidente que la visión de la salida a la crisis no tiene nada que ver con lo que, por ejemplo, vivimos en España.
La gran diferencia no estriba en la política en sí, que es obvia, el gran hecho diferencial está en querer ser presidente o no de tu país. En España tenemos un presidente que prometió justo lo contrario de lo que hace y todo porque sabe que encabeza un gobierno que no gobierna, vive según soplan los mercados (que son los especuladores que Ayrault se propone combatir). Digamos que Rajoy asume que no es él el que gobierna y se deja caer a la deriva como si fuera una marioneta en manos de los otros más poderosos y que, según el líder popular, algún día darán la cara por él. Lo lleva crudo. Sin embargo, Hollande y los suyos han decidido estar en el gobierno para gobernar, con todos los claroscuros que irán apareciendo en su acción ejecutiva y que nadie duda que existirán.
Veremos si la aldea gala que ahora parece tomar fuerza se consolida como alternativa, espero que Asterix corretee por Europa y haga que el espíritu francés de una izquierda, que sin ser radical apuesta por las personas, nos empuje hacia un sueño al que, como Ayrault ha dicho, "ninguna agencia sea capaz de calificar".

domingo, 1 de julio de 2012

Irresponsable

Viñeta de Marisa Babiano, tomada de  http://www.periodistas-es.org/mi-perfil/marisa-babiano-puerto 


Más de 45.000 hectáreas ardidas, cerca de 2.000 personas evacuadas y un 14% menos de presupuesto en las partidas anti incendios. Además los intentos de facilitar la recalificación de montes quemados en la Comunidad Valenciana. Es cierto que nadie puede asegurar que con más medios ya se hubieran extinguido los incendios tampoco, por ahora, se sabe a ciencia cierta las causas de estos. Pero lo que está claro es que es muy sospechoso que algo tan duro esté ocurriendo en Valencia y que el presidente del gobierno español decida largarse, otra vez, al fútbol sin ni siquiera pasarse a ver qué ocurre en la zona siniestrada. Se va a Ucrania a pesar de que los líderes europeos más influyentes habían propuesto un boicot a este país por la situación que vive la encarcelada expresidenta. Pero a Rajoy le da igual, pasa de todo... de los valencianos, de los españoles, de los europeos. Nada que ver con un caso similar que tiene lugar en Colorado (Estados Unidos) donde otro importante incendio ha obligado al presidente Obama a preparar un viaje a la zona y cambiar su agenda.
Tenemos un presidente irresponsable y que en su intento de hacer ver que no pasa nada y que todo va bien, ha decidido no hablar, esconderse permanentemente, faltar al respeto a toda la ciudadanía e irse, saltándose las propuestas internacionales, a hacerse la foto con la selección si es que gana, claro, Lo triste será que muchos ciudadanos al verle esta noche en el palco, junto a los boicoteados, sean capaces de asimilar el triunfo futbolero, si es que se produce, con las acciones del patético presidente.
Rajoy llamó hilillos de plastelina a una de las mayores catástrofes de la historia marítima, la del famoso Prestige, ahora no sabemos cómo calificará a las miles y miles de hectáreas quemadas que se están generando en los incendios. Un presidente debe saber dónde estar, aunque el sitio en el que se encuentre sea el de la foto desagradable y triste, aunque el olor no sea el del triunfo y sí el de las cenizas que invaden el cielo de Levante, aunque no pueda fumar a gusto un puro mientras saborea las jugadas de los héroes del pantalón corto,...
Tenemos un presidente irresponsable, irrespetuoso e insensato que gritará gol mientras las lágrimas de los afectados llegarán tarde para salvar un metro cuadrado.

lunes, 25 de junio de 2012

Antiespañoles

Cuantas gracias a El Roto por sus viñetas.
Hay días, bastantes, en los que me levanto con ganas de provocar. Últimamente me cebo con los gloriosos éxitos de la selección española de fútbol, directamente afirmo que lo mejor que le podría ocurrir a este dichoso país es que el equipo nacional llegara a la final y perdiera en el último minuto de penalti injusto con la todopoderosa Alemania. Además, la máxima gloria supondría que la Merkel alzara los brazos en señal de triunfo y pusiera cara de entusiasmo tras el triunfo y que su imagen fuera respondida con el odio de todos los telespectadores patrios que fijarían en su careto el pose del victorioso que humilla a la Roja. Sería extraordinario que apareciera un sentimiento claramente contrario a la canciller teutona y que aflorara en las calles. Estoy seguro que ante eso muchos ciudadanos que se inyectan en vena los abundantes minutos de la información deportiva (casi sinónima de futbolera) del telediario, pero que obvian el resto de noticias repletas de ajustes duros y de rescate en forma de línea crediticia, verían a doña Angela y a todo lo que ella hace, incluyendo el control del déficit, con muy malos ojos y sin entender casi de nada harían un trabajo reivindicativo imposible en cualquier otra situación. Sería su mejor servicio a la patria más que nada porque pintarse la cara de rojo y amarillo, comprar banderolas rojigualdas a un chino del todo a cien o gritar el lolo lolo lolo como letra del himno español, tiene muy poco de servir a la patria, yo creo que solo se logra ridiculizarla.
Formar parte de toda esa parafernalia es formar parte de la cortina de humo que todos sabemos que supone el fútbol, no es justo para nosotros mismos inyectarnos la anestesia para que el final de nuestros derechos parezca más dulce, o directamente no parezca nada. Yo para eso no quiero ser español, porque ser español para mi es otra cosa bien distinta. Si alguien piensa que soy maniqueo le responderé que la vida es un camino lleno de prioridades.
Ser patriota es defender los derechos logrados gracias al esfuerzo colectivo, incluso gracias a la vida de muchas personas. Ser patriota es no mirar para otro lado cuando, en aras del ahorro, se presume de no dar cobertura sanitaria a personas, de hacer que las medicinas se paguen dos veces, de mirar al enfermo como si fuera un cliente. Ser patriota es defender igualdad de oportunidades a partir de una escuela pública creada con el dinero de todos. Ser patriota es no confiar en los que dilapidan a base de corrupción y malas artes los recursos públicos. Ser patriota es no dejar que te engañen ni a ti ni a los que te rodean. Es ese el verdadero sentimiento de trabajo colectivo y no el que nos quieren ofrecer, y acatamos, cuando afirman que todos apoyamos a un equipo de deportistas y tras él está todo un país. Un país entero no puede estar para eso o, al menos, no puede estar solo para eso.
Si lo único que une a España es un grupo de futbolistas, seguramente muy buenos y también muy bien pagados, es que estamos repletos de antiespañoles.